Desde niña siempre sentí fascinación por la lectura y escribía pequeños relatos de diferentes temáticas. Ya de adulta me he centrado en la temática espiritual y del terror.
Luiza, hija número cuatro de ocho hermanos, soñadora y solitaria, vivía en su mundo, con sus pensamientos y sueños.
No era buena estudiante ya que cuando empezó a tener uso de la razón todo lo que se movía a su alrededor era motivo para criar una historia, y esto le hacia ir mal a las clases. Con 10 años coge por primera vez el cuaderno de su madre, que siempre que podía estaba en un rincón de la casa escribiendo, y Luiza al tener curiosidad por saber lo que su madre escribía, le coge el cuaderno y empieza a leerlo.
No comprendía muchas palabras, pero le encantó. Cierto día, al encender una hoguera en el jardín de su modesta casa, no habiendo papel para encender, Luiza recuerda el cuaderno de su madre, que ya eran dos cuadernos escritos, y lo quema pensando que como ya lo había leído una y otra vez sabia por entero lo que estaba escrito, así que no lo necesitaría más.
Luiza, no comprendía porque su madre le pegaba por esto, ya que ella podría relatarlo para ella sin necesitar del cuaderno. Su madre muy triste con lo ocurrido nunca más tuvo ganas de escribir.
Y ahora, años después, Luiza escribe esta pequeña obra en homenaje a su adorada madre.
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